Debido a mi juventud, siempre he sentido que el mundo del arte es al que me quería dedicar. Con tan sólo 7 años comenzé a pintar en un taller de pintura en el que todavía continúo, aprendiendo de mi maestro y perfeccionando mi mano para la pintura; una pintura caracterizada por el uso abusivo y expresivo del color que roza las pinceladas de los artistas fauvistas e impresionistas. Todo objeto tiene una estructura geométrica, algo que me obsesiona plasmar en mis obras.
El cromatismo utilizado habla por sí solo y expresa mis propias emociones, sentimientos e incluso etapas por las que he pasado. En mis cuadros intento generar una pausa para pensar y narrar una historia, un cuento que mostrar al mundo.